Batalla cultural vs. pragmatismo: para salir al mercado y no afectar sus proyecciones, el Gobierno se conforma con sacar el Presupuesto que aprobó Diputados


Javier y Karina Milei terminaron por abrazar el Presupuesto que salió de Diputados y convertir una derrota en victoria. El Presidente y su hermana se conformaron y no insistirán con los recortes fiscales que el oficialismo intentó imponer a último minuto. Primó el convencimiento de toda la mesa política, pero sobre todo de Luis Caputo, que defendió la tesis de que tener un Presupuesto (con o sin déficit) es mejor que nada. La alternativa significaba abrirle la puerta a una volatilidad económica y política que el Gobierno prefiere esquivar.

Paradójicamente, el ministro de Economía veía con buenos ojos la incorporación de las derogaciones de la ley de discapacidad y de fortalecimiento universitario. Su sobrino, Santiago Caputo, también fue clave para convencer al Presidente de ese movimiento. El interés del asesor -fortalecido tras el nombramiento de Andrés Vázquez en la ARCA- giraba más alrededor de la batalla cultural, que tanto le interesa para expandir su relato.

En esa sintonía hay que leer la participación del Presidente en la Fundación Faro que preside Agustín Laje, el lunes, y la entrevista en el streaming del Gordo Dan el mismo miércoles, cuando el Presidente festejó el uso del camión hidrante en las manifestaciones de jubilados.

La batalla cultural merece una victoria”, le escucharon decir los colaboradores más estrechos de Patricia Bullrich a la ex ministra de Seguridad. La jefa del bloque de senadores libertarios se opuso desde el principio a la idea de incorporar cualquier tema vinculado al financiamiento educativo y a las pensiones por discapacidad, porque no quiere volver a arriesgar el capital político que ya perdió Milei al vetar ambas leyes y que el Congreso las repusiera.

Bullrich apuesta a ofrecerle una victoria en ese plano con la reforma laboral, aunque -con menos fuerza que el ímpetu que mostró en su desembarcó en el Senado- deberá esperar por lo menos hasta el 10 febrero. Más rédito y urgencia -sabe la ex ministra- para la batalla simbólica y para la política tiene la economía.

En apenas 24 horas, el Gobierno pasó de repartirse culpas por el resultado de la sesión, apuntar contra los gobernadores, vender la idea absurda de vetar su propio presupuesto y prometer insistir con el texto original en el Senado a contentarse con el proyecto de la media sanción de Diputados para que el texto regresara a la Cámara Baja y conseguir su sanción antes de fin de año o en febrero. Primó la opción más realista: avanzar con el Presupuesto aprobado en Diputados.

Ya el jueves por la mañana, cerca de Bullrich descontaban que en el Senado no tendría la fuerza necesaria para reinstalar el polémico capítulo once del proyecto. En la Casa Rosada y en despachos importantes de la Cámara Alta tardaron más en convencerse.

El ministro de Economía y otros integrantes del gabinete y del oficialismo prefirieron finalmente tener el primer Presupuesto desde 2023, para sostener indicadores clave como el riesgo país justo cuando Caputo necesita volver a los mercados.

Ante la eventualidad de que se introduzcan cambios en la sesión del viernes 26 en la Cámara Alta, Martín Menem se reservó la posibilidad de sesionar el lunes 29 o martes 30 en Diputados.

Esa ventana empezó a cerrarse. Bullrich mantuvo este sábado un zoom con los senadores radicales. Los negociadores del oficialismo buscaron poner paños fríos con la UCR después de que trascendiera el enojo de los gobernadores, quienes se sintieron apuntados por las explicaciones que dieron en varios despachos oficiales. El mendocino Alfredo Cornejo, aliado electoral del Gobierno, era el más indignado de sus pares.

La apuesta oficial es tener Presupuesto y ley de inocencia fiscal. No es poco si se tiene en cuenta el abismo que se abrió en Diputados, cuando varios gobernadores le hicieron pagar su mala praxis. Desde los mandatarios provinciales del Norte que siguieron recibiendo ATN hasta el cordobés Martín Llaryora, preocupado porque el Gobierno no le garantiza el pago de la deuda por cajas jubilatorias y en su provincia ya empezaron a pagar los haberes jubilatorios con bonos.

En la mesa política de Milei fueron más los que se convencieron de la necesidad de tener un enero tranquilo y de no gastar balas para un año que puede hacerse largo, si el consumo no mejora.

No temen que la oposición impulse cambios en el Senado ni otro cisne negro en Diputados. “No va a pasar. La calle está con Milei”, dice un ministro, que participó activamente de la negociaciones, que prefiere ver el vaso medio lleno.

A Martín Menem le habían facturado la inclusión de todos los temas sensibles y otros más espinosos en el capítulo once. “¿Cómo se disimula un elefante? Metiéndolo adentro de una manada de elefantes” defendió un dirigente que participó de la estrategia.

El capítulo de la polémica incluía, además de la derogación de las leyes mencionadas, la eliminación del carácter móvil de las asignaciones familiares entre las que figuraba la Asignación Universal por Hijo (AUH), condonaciones para Edesur y Edenor y el reaseguro del pago a la Ciudad por la deuda de la coparticipación, entre otros temas.

En el Gobierno se convencieron de que las nuevas pensiones por discapacidad que habilita la ley no tendrán un impacto inmediato y creen que tienen tiempo para avanzar con cambios más quirúrgicos para garantizar el equilibrio fiscal amenazado por la caída de la recaudación que repercute con mayor fuerza en provincias y municipios de todo el país, que en varios casos como Jujuy, Corrientes, Chaco y Buenos Aires, entre otros distritos, obligó al pago en cuotas del aguinaldo a estatales.

A pesar del ruido, cerca del presidente de Diputados calificaron la semana legislativa como un éxito con 19 victorias sobre 20. “Tal vez la forma de redacción que se propuso no fue la adecuada o los tiempos no fueron los suficientes. Se trabajará en modificaciones o nuevas leyes particulares para conseguir los mismos objetivos planteados en ese capítulo”, dijeron con pragmatismo en la cúpula de la Cámara Alta.

También defendieron las designaciones de la AGN que tanto irritaron a Cristian Ritondo, que seguirá avanzando en la Justicia para revertir la medida, aunque los dos diputados empezaron a desandar la tensión con un encuentro reservado.

Fuente: www.clarin.com

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